Nos encontramos en un territorio donde la naturaleza nos ofrece una multitud de plantas y flores silvestres que son aptas para nuestro consumo. Estas son muy nutritivas, tienen un sabor más intenso, son saludables y están libres de productos artificiales. Además, no es necesario ir muy lejos para conseguirlas, puesto que las podemos encontrar a nuestro alrededor.
Uno de los requisitos que debemos tener en cuenta antes de recolectarlas es estar familiarizado con estas plantas para estar en disposición de saber si son aptas o no. Por este motivo, si estás interesado en aprender más sobre las flores silvestres y tener un vínculo más estrecho con la naturaleza, este es tu artículo. ¡Continúa leyendo!

Esta vez, Anaïs de Villasante, creadora de experiencias de conexión silvestres de Aromes al Bosc, nos cuenta qué relación ha tenido con las plantas y la naturaleza desde muy pequeña: cómo jugaba, observaba y cosechaba las flores para regalarlas. Una vez fue más mayor, descubrió que muchas de ellas eran comestibles y poco a poco fue aprendiendo de grandes maestras como las abuelas curanderas de la Garrotxa: Astrid Van Ginkel, Iolanda Bustos, Evarist March, Marc Talavera, Pilar Herrera y Marisa Benavente. Poco a poco, fue descubriendo la diversidad del mundo silvestre y aprendió a escuchar, a conocer las plantas y fue entendiendo el mundo sutil que se esconde detrás.
¿Por qué comer silvestres?
La naturaleza está llena de vida y nos brinda un amplio abanico de plantas y flores comestibles. Pero también es importante tener en cuenta nuestra ubicación geográfica y la estacionalidad en la cual estamos, puesto que algunas plantas se muestran en una estación en concreto como por ejemplo a principios de invierno y otras que sean más abundantes a finales.
En todos los casos, hay que saber que las plantas silvestres crecen donde se sienten más a gusto y donde el suelo es bastante fértil con los nutrientes que cada una necesita. A la vez, son capaces de adaptarse al medio a pesar de las condiciones meteorológicas, ya sea el viento, la temperatura, la falta de luz natural o, incluso, los animales herbívoros. Esta fuerza y capacidad de supervivencia hace que tengan más vitalidad y sean más ricas proporcionándonos más vitaminas, minerales, enzimas y proteínas que las que podemos comprar o cultivar nosotros mismos.

Además, al comer plantas silvestres saboreas el territorio y consumes productos de km0 y 100% frescos, de temporada, sin procesar ni refinar de una manera autónoma, sin coste y que está al alcance de todo el mundo. Así pues, introducir plantas silvestres comestibles en tus comidas es muy enriquecedor para tu dieta, amplías los sabores, texturas y olores y también contribuyes a recuperar y hacer que la cultura silvestre continúe viva.
Hay que tener en cuenta que actualmente tenemos una dieta poco rica en plantas o especies, puesto que el 90% de los alimentos que consumimos provienen de unas 17 especies (entre ellas el trigo, maíz y arroz ocupan el espacio más grande). Hoy en día, existen decenas de miles de plantas comestibles, pero a lo largo de la historia se han cultivado unas 7.000, esto implica una gran pérdida de diversidad vegetal en la alimentación y en nuestra dieta.

Algunas sugerencias de recolección
Ahora que ya tienes alguna noción más sobre las plantas silvestres comestibles, te proponemos una serie de sugerencias para que tengas en cuenta antes de su recolección y también mencionaremos algunas de las plantas más comunes que podemos encontrar en invierno y sus propiedades para profundizar más en el mundo de las plantas.
- Pide permiso a la planta antes de la recolección.
- Haz una recogida nómada. Coge hojas y flores de varias plantas silvestres comestibles para preservar el bienestar de la planta y su reproducción.
- Mejor en días secos y soleados.
- Coge solo lo que necesites.
- Lleva un cesto, bolsa de tela o papel o tarro de cristal. Evita las bolsas de plástico, puesto que estas contaminan y, además, ahogan las plantas.
- Recuerda que después de la recolección, hay que dedicar tiempo a escoger las plantas, sacar las partes malogradas y dejarlas libres de insectos y hongos.
También asegúrate…
- Que es la planta que buscas (utilizar los sentidos también te puede ayudar)
- Saber qué parte de la planta es comestible, y si se puede comer cruda, cocida o en infusiones.
- Conocer lugares que no estén contaminados ni fumigados, lugares donde no se paseen perros ni transiten coches.
Antes de empezar…
- Aprende todo lo que haga falta sobre pocas plantas y observa todo su ciclo.
- Escoge algún recorrido y pasea durante el año para ver cómo evolucionan las plantas.
- Consulta el catálogo de especies amenazadas en Catalunya, porque necesitas permiso para poder recolectarlas.
Cap blanc o Ravenissa blanca
Es una planta apta para nuestro consumo. Sus flores, hojas, raíces y semillas son totalmente comestibles y se puede utilizar cruda o cocida. Tiene un sabor picante ideal para hacer una vinagreta, y su gusto te puede recordar a la mostaza o al wasabi, depende de tu paladar. Además, contiene Vitamina C y es una planta depurativa. Podemos encontrarla en los campos, en los márgenes de los cultivos y en los bordes de los caminos. A pesar de que suele ser más protagonista en otoño-invierno, también se puede llegar a encontrar florecida durante todo el año.

Borraja o Borraina
Otra planta comestible es la Borraja. Sus hojas tienen bastante vitamina C y se pueden comer crudas en las ensaladas o bien se pueden hacer hervidas, salteadas o arrebozadas. Es una planta que se encuentra en márgenes, huertos y espacios frecuentados por los humanos. Sus flores secas se pueden utilizar para calmar la tos y también para disminuir la fiebre, y el zumo de esta planta antes de la floración es diurético: limpia los riñones y favorece la orina.

Ombligo de Venus o Botón de Pared
El Ombligo de Venus es una planta apta para nuestro consumo, que podemos encontrar en zonas sombrías, en paredes o muros. Tiene unas hojas comestibles y muy carnosas. Estas se pueden utilizar para las ensaladas o como base para un aperitivo. También es una planta considerada una tirita del bosque, puesto que se puede aplicar directamente en la zona de la herida habiendo pelado antes la epidermis de la hoja y, así, es una superficie vegetal totalmente estéril. También sirve como antiinflamatorio cuando se aplica como cataplasma con la hoja aplastada.

Malva
Y por último, la Malva es una planta totalmente comestible. Sus hojas contienen muchos mucílagos y se utiliza para espesar las salsas, caldos y sopas. Hay que tener en cuenta, pero, que cuando la ataca la roya (unos hongos que aparecen como manchas rojizas bajo la hoja) ya no se puede consumir. Sus frutos en forma de quesitos o calabacines son buenísimos, tiernos y crudos. En verano, para los niños es como una golosina del bosque, puesto que tienen un punto dulce.
Sus flores crudas se pueden utilizar para infusiones y las hojas tiernas se pueden comer crudas o cocidas como verduras. Normalmente, es una planta que florece a finales de invierno hasta octubre y vive en los bordes de los caminos, cementerios, lugares humanizados, allá donde el suelo tiene nitrógeno. También es una planta imprescindible para tener en el botiquín, puesto que tiene muchas propiedades y usos. Se utiliza para fijar el calcio a nuestro organismo, curar los resfriados, disminuir las inflamaciones, o evitar los estreñimientos.

Vive la naturaleza en primera persona
Si todavía no te hemos convencido, Anaïs de Aromas al Bosc te invita el próximo domingo 26 de febrero al taller: “Cuinem silvestre hivern” que tendrá lugar de 11 a 15 h en el espacio Papalluna, Estanyol.
Un taller que se desarrollará en un espacio en medio del bosque y que tendrá como finalidad conseguir un vínculo más estrecho con la naturaleza. En primer lugar, se ofrecerá un pequeño paseo de conexión y reconocimiento de plantas y, a continuación, se elaborarán recetas silvestres y se acabará haciendo una comida todos juntos para chuparse los dedos. Es momento de adentrarte en la naturaleza y conocer en primera persona el mundo de las plantas silvestres. ¿A qué esperas?
